Comienza un nuevo curso, y con él diversas asignaturas nuevas. Es inevitable que creemos unas expectativas sobre cómo y qué vamos a aprender en cada una de ellas. De la misma forma, también esperamos diversos conceptos y temas a tratar en la asignatura de Didáctica de la Educación Visual i Plástica.
En primer lugar, esperamos tener una visión más amplia y específica sobre qué conceptos y contenidos artísticos se pueden trabajar en el aula, y a qué edades es más adecuado introducirlos. De esta manera, como futuras maestras podremos planificar de una manera más específica y acertada los contenidos y actividades que realizarán nuestros alumnos en la materia de Educación Visual y Plástica.
En segundo lugar, nos gustaría que nos ofrecieran guías o pautas sobre qué metodologías podemos emplear en el aula, con tal de ofrecer clases más dinámicas y enriquecedoras para los niños.
Por otro lado, nos gustaría ampliar nuestra “maleta” de recursos didácticos para trabajar y potenciar expresión artística de los alumnos. Además, nos gustaría poder elaborar, en ocasiones, esos recursos por nosotras mismas. Todo esto, por lo tanto, implicaría aprender y conocer nuevas técnicas visuales y plásticas.
Por último, pero no menos importante, esperamos recibir una serie de pautas, consejos o ideas para poder incluir y trabajar, como futuras docentes, la educación visual y plástica de una forma transversal incluyéndola y utilizándola como medio de aprendizaje en otras asignaturas.
Como punto de partida, y para tener una visión más amplia sobre cómo queremos trabajar con los alumnos, es importante que echemos la vista atrás y recordemos cómo nos impartieron la clase de plástica a nosotras mismas en la escuela, con tal de mejorar todo aquello que no nos gustaba y potenciar aquellas cosas que sí que nos sirvieron y de las cuales aprendimos.
Recordamos que todo estaba muy pautado: fichas, talleres para fabricar cosas concretas, mandalas, collage, etc. Así pues, siempre exigían que hiciéramos las actividades con una finalidad muy concreta (por ejemplo, realizar un plato redondo). Además, en la escuela nos enseñaban referentes muy conocidos y típicos (Picasso, Dalí, Gaudí, Van Gogh…).
Así pues, creemos que los maestros nos hacían hacer las actividades artísticas para buscar el agrado estético de los padres y la sociedad. El objetivo no era expresarnos ni experimentar, y la evaluación más importante era la aprobación de los padres, del producto final que habías conseguido, y no del proceso y del aprendizaje que se había recorrido para crear el producto.
Por otro lado, y para continuar reflexionando sobre cómo se debería enfocar la materia de educación visual y plástica en las aulas, nos proporcionaron el artículo de Helen Buckley, “El niño pequeño”, el cual no es más que otra prueba de la educación superficial que se ha venido practicando, la cual busca como fin el resultado estético. El artículo da mucho de sí ya que nos permite reflexionar acerca de conceptos tales como: ¿cómo debe ser una maestra de Educación Visual y Plástica? La respuesta a esta pregunta parece ahora un poco más evidente. Pues ahora todos estamos convencidos de que la futura maestra debe ser empática, creativa, debe mostrar entusiasmo, debe respetar la evolución natural de los niños, debe tener una escucha activa pero sobretodo debe transmitir sentimientos y ayudar en el desarrollo del pensamiento crítico de sus alumnos. A su vez, teniendo claro que la plástica, se puede utilizar para aprender otras disciplinas.
Por lo tanto y en lo que se refiere a esta cuestión, podemos contrastar un importante cambio de pensamiento en lo que se hacía antes en las clases con lo que nosotras como futuras maestras querríamos aplicar. Previamente habiendo recordado cómo hemos sido educadas en las escuelas en las que pasamos gran parte de las horas de nuestra infancia nos ha servido para pensar y reflexionar si aquello que vivimos es lo que queremos para nuestros alumnos.
Y lo que tenemos claro todas es que, como maestras, tenemos el poder o más bien la suerte, de poder cambiar la educación -siempre por supuesto, en el ámbito cercano del alumno. Una sola no puede cambiar leyes educativas ni curriculums que vienen establecidos-. A lo que nos referimos, es a un cambio diario de la educación. A que nuestros alumnos no vean la hora de Educación Visual i Plástica como un espacio, solamente, de “manufacturación de productos” que los padres agradecen y por los cuales te felicitan una vez finalizados.
Queremos tener los recursos y las herramientas suficientes como educadoras para crear de esta asignatura algo más. Un espacio donde los alumnos puedan expresarse, comunicarse, sentir, disfrutar y experimentar. Donde dejen volar su imaginación y entiendan que aquello que hacen es por ellos y para ellos, y no para impresionar o dejar de impresionar a la comunidad educativa -familia y maestros, es decir, los adultos-.
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